“Demonios contemporáneos” es una exposición construida en tensión entre dos lenguajes técnicos y simbólicos: La luz del fotopolímero, que revela la psique desde adentro, alumbrando nuestras sombras; Y la corrosión del huecograbado, que inscribe el dolor del cuerpo colectivo y de la historia, como una herida abierta.
Las obras no exorcizan ni calman: nos interpelan. ¿Qué fuerzas nos habitan? ¿Qué heridas no hemos nombrado? ¿Qué luz necesitamos para ver lo que evitamos? ¿De qué materia están hechos nuestros demonios?